Una de las versiones cuenta que en el caserio de Durí, una esclava fue a llevar la bestia a un pesebre de la hacienda y vio en una piedra la imagen de la Virgen toda atribulada.
Ella salió en carrera a notificarle a la gente de la casa lo que había visto, quienes se trasladaron al sitio del suceso y pudieron ver una estampada en una piedra de la Virgen.
El Vicario de apellido Briceño mandó hacerle una ermita, regándose la noticia inmediatamente por todas partes.
Años después aquella hacienda pasó a manos de un familiar del Padre, quién empezó a raspar los pies de la imagen aparecida y de inmediato empezó a manar sangre por donde pasaba el cuchillo de aquel incrédulo curioso.
Al poco tiempo de haber sucedido aquel fenómeno, desapareció la piedra.
Dicen que la Virgen apareció de nuevo en los alrededores de Barranquilla, Colombia donde le hicieron una capilla.
El dueño de la hacienda conmocionado mandó a pintar a la Virgen muy parecida a la anterior, que se encuentra arriba en el altar.
Se dice que la Virgen de Durí tiene más de 250 años en el Santuario de Nuestra Señora del Rosario, es una belleza en medio de un campo.
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